martes, 11 de mayo de 2010

Las odiosas comparaciones...


Generalmente no me gusta hacer comparaciones porque suelen ser odiosas, antipáticas y terminan hiriendo sentimientos innecesariamente, peeeero, ésta no puedo evitarla.
Este año se elegirán en Venezuela a los representantes de la Asamblea Nacional, cuya principal responsabilidad es proponer y aprobar las leyes que afectarán positiva o negativamente a los venezolanos. Los venezolanos que vivimos en el exterior no tenemos derecho a ejercer el voto porque según la Constitución (conocida marginalmente como "La Bicha") los representantes son electos basándose en circunscripciones. Al no residir en ninguna de las circunscripciones de Venezuela pues quienes vivamos en el exterior no podemos participar en la elección de esos representantes, sin embargo, las leyes que esos representantes aprueben debemos acatarlas TANTO como si hubiésemos podido expresar nuestra opinión -no estoy de acuerdo-.
Ahora bien, en Barcelona hay varias "Avingudas" (avenidas) importantes, una de ellas es la Avinguda Diagonal, la cual lleva ese nombre porque "atraviesa" la ciudad de un extremo a otro de manera diagonal y es ésta la que más utilizo diariamente. Pues bien, el Ajuntament de Barcelona (Alcaldía) tiene dos proyectos para mejorar la mencionada avenida, aprovechando mejor el espacio para la convivencia entre el transporte vehicular (público y privado) y los peatones. Esta semana, los habitantes de Barcelona, sin importar su nacionalidad, su estatus legal o el tiempo que tengan residiendo en la ciudad, tenemos derecho a escoger entre la Propuesta A y la Propuesta B lo que consideremos debería ser el futuro de "la Diagonal".
Es aquí cuando viene la odiosa pero inevitable comparación que me ronda en la cabeza desde hace algunos días, y es que la legislación de mi país no me permite votar para elegir a los que harán las leyes por las que, como venezolana me he de regir, y la legislación de mi "país prestado" me consulta hasta como creo que sería mejor una Avenida, me habilita 106 puntos en toda la ciudad para que exprese mi opinión en el lugar que me resulte más conveniente (si, puedo hacerlo en absolutamente cualquiera de esos 106 puntos) y si aún así me resulta complicado, puedo votar por internet.
¿Qué ironía no?. Lo más odioso de las comparaciones es, definitivamente, tener que aceptarlas.

4 comentarios:

Maie dijo...

Ciertamente...

Anónimo dijo...

Triste pero cierto!

Rosángela dijo...

Maie y Mariale: Lo peor es que yo deseo, con el corazón, sentirme más querida y respetada por los legisladores de mi tierra natal, pero parece que eso es un amor no correspondido =o(

Angelo dijo...

Comparación odiosa...
En Italia sigues perteneciendo a la circunscripción electoral de tu último domicilio, salvo que renuncies a la nacionalidad y así a tus derechos electorales o cruces el páramo (lo que pase primero).
En el caso del parlamento, los italianos que emigrados, no sólo puden votar por los representantes de su región de último domicilio, si no que existe la representación parlamentaria de italianos en el extranjero, así que se pueden elegir a los diputados que defiendan los intereses de aquellos que se han vistos obligados (por diversas razones) a establecer residencia fuera de la madre patria.
En otros paises, funciona una circunscripción consular (o internacional) que agrupa a los nacionales radicados en el extranjero. Pero, esteban y su combo, están claros de lo inconveniente que le resultarían los resultados electorales, sobre todo a nivel de imagen internacional.